Sunday, December 10, 2006

QUE SE MUERA PINOCHET!!!!

En rigor no me acuerdo bien, era re chico, pero estoy casi seguro que este grito era el que más se oía en los años de dictadura, pero ahora que por fin ese deseo se consuma en realidad no sé bien porque no salto de alegría como se salta ante un hecho tanto tiempo esperado. Quizá sea el recuerdo de esos años de dictadura, de la misma que el hoy fallecido ex-dictador llamó alguna vez "dicta-blanda" asumiendo tácitamente con su conocida prepotencia y exceso de confianza esa condición dictatorial que suelen enmascarar los mismos que hoy se amontonan en Av. Vitacura pidiendo la bandera a media asta, tras el decoroso título de "Gobierno Militar".

Pero ¿cuándo se murió Pinochet? ¿Hoy 10 de diciembre -justo cuando se conmemora el día internacional de los DDHH, como en una suerte de regalo del destino y las combinarias del azar? ¿O quizá, cuándo volvió a Chile como "cadaver político" tras la detención en Londres? Porque efectivamente la muerte de Pinochet no significa nada en términos de política contingente, de hecho lo más probable es que la presidencia no le rinda honores como ex presidente, y que si lo haga el ejercito, informando su decisión a través del ministerio de defensa funcionando este como una suerte de medio profiláctico con el que se debe tratar un cuerpo como aquel, infecto de muerte, propia y de los otros.
Mas a final de cuentas, aquellos que se han repartido la torta del poder en estos años de democracia seguirán viéndose las caras a puerta cerrada para decidir como cuidar de mejor forma la "estabilidad" de la democracia chilena, la misma que casualmente coincide con el bienestar de sus bolsillos y la postergación de las causas de DDHH, siendo así la Agrupación de familiares de DD.DD, por una parte aquellos que no pueden dejar de celebrar en Plaza Italia la muerte del dictador, no obstante han perdido también parte fundamental de aquello que los ha articulado y constituido todos estos años, a saber, la lucha por la justicia sea con condenas efectivas -como en el caso de Contreras- o bien a través de un castigo simbólico como se esperaba en el caso de Pinochet.

Está casi demás recordar que la defensa del genocida más famoso del banco Riggs nunca apeló a la inocencia del general (r) sino sólo a la imposibilidad de juzgarlo dada su "delicada condición de salud" que oportunamente se agravó cada vez que se iniciaba un proceso, asumiendo así -tal como lo hacen quienes participaron en su régimen y que hoy intentan desmarcarse de los "inaceptables errores del gobierno militar" la culpa que sobre los hombros del terrorista recae -asumiéndose así silenciosamente la responsabilidad penal del hoy fallecido ex-dictador, los primeros; y a viva voz y con la cara más dura que podría uno imaginar, la responsabilidad política, los segundos -cuestión que, dicho sea de paso, libra a los que formaban parte del gobierno dictatorial de toda responsabilidad propia- transformando a Pinochet en nada más que el chivo expiatorio de los crímenes por la dictadura cometidos, siendo hoy por hoy severos criticos de las violaciones cometidas mas defensores implacables de la "labor modernizadora del gobierno militar", asegurándoles a los políticos de derecha la esterilización necesaria para mantener aquella cuota de poder que les asegura la democracia heredada de la dictadura, y les permite dejar todo tal y como está.

Porque la concertación que nos ha gobernado en su tranza de VERDAD POR JUSTICIA -iniciada en el gobierno de Lagos, y su decidor "justicia en la medida de lo posible" choca ahora con la verdad material de que el cuerpo de un muerto no puede llevar un juicio en su contra. De este modo lo mismo que podría junto con ser motivo de celebración también implica la posibilidad de resquebrajamiento del las causas de Derechos Humanos, porque estas tendrán que repensarse tras perder si no su claro objetivo -JUICIO Y CASTIGO A LOS CULPABLES DE LAS VIOLACIONES DE DD HH- al menos sí su ícono, PINOCHET A LA CÁRCEL!!!, porque hasta el día de ayer el nombre de Pinochet resultaba ser todavía la articulación simbólica y medial del aparataje represivo que la dictadura significó, y que en cuanto símbolo vivo de a quién se debe castigar tuvo un peso sólo comparable en términos de impacto mundial y juicio público a los juicios de Nüremberg- pero con la perdida de este ícono que a casi todos los actores de la política local hace bien (militares, derecha, y concertación) también un peligro se corre. Porque con la muerte de Pinochet se asesta un golpe a la única causa política plausible que existía fuera de la dicotomia concertacion-derecha, a saber, la de los familiares de DD.DD. la que si bien no tiene un peso político en términos de votación y representatibilidad formal si la tiene y de sobra como causa ética-moral pendiente. ¿Se trata acaso de un nuevo golpe? ¿Será acaso que con la segunda muerte de Pinochet se dé también la muerte de aquello que puede desarticular por fanatismo irracional o justa lucha por la justicia un ethos diferente para nuestra an-estesiada política? De ser así se vería cerrada toda posibilidad de abrir la política local a otros lugares que escapen de la economía política cerrada que la concertación y la alianza UDI - RN sostienen en su feliz matrimonio en el contrato del sistema binominal?

Esto no es más que una sospecha y una apuesta.

Quizá sea el momento de volver a crear, y entender que la segunda muerte de Pinochet es entre muchas cosas la posibilidad rendir un homenaje a todos los que ya no están, a todos los que lucharon con todas las armas contra la dictadura para volver a abrazarse; y que es también la posibilidad de recordarle a la historia que tal como Auschwitz, Pisagua no puede volver a repetirse, porque el juicio histórico ya ha acontecido ya que hasta en las películas gringas -que escriben la cultura mass medial de las generaciones venideras- se habla de Pinochet como asesino, dictador y no como ese "salvador de la patria" que con tanta religiosidad reclaman los vecinos vitacuranos del hospital militar y las viejitas desdentadas que constituyen el hoy en día wl pinochetismo duro.
Porque finalmente no hemos de esperar el juicio histórico para un futuro por venir, como único posible, porque este ya ha sucedido, quiza la tarea que para la Agrupación y para todos los que condenamos la violaciones a los derechos humanos ahora comienza, no sea otra -tal y como lo han emprendido las Madres de la plaza de Mayo- la de consolidar aquello que en tanto información recorre y articula la verdad de las relaciones interpersonales a nivel mundial: "Hoy ha muerto uno de los dictadores más horrorosos y siniestros que conozca la historia, asesino -y para dolor de quienes justifican los crímenes contra la humanidad pero no los cometidos contra la propiedad- también LADRÓN!!!". Y la tarea resulta necesaria no sólo para los miembros de la Agrupación de familiares, sino para todos aquellos que sabemos que el asesinato sistemático con fines políticos no es un abuso, ni un exceso, sino un crimen que debe castigarse, y una catástrofe que no se debe olvidar. ¿Y lo que viene? Quizá no sea otra cosa que comenzar a generar instancias de saber, reflexión y acción histórico-política extragubernamental, e incluso teniendo peso académico con un cariz extraacadémico fundamentalmente avocadas a los asuntos éticos y morales que siguen tendiendo sentido en esta sociedad, porque testimoniar la catástrofe es sólo la mitad de aquello por hacer, y la segunda muerte del terrorista-asesino Pinochet viene -junto con ser motivo de profunda alegría para aquellos que respetan la vida, y dolor para quienes apoyan un régimen dictatorial- a recordarnos la necesidad que las tareas éticas todavía tienen.

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